x-Personajes-x

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

x-Historia-x

x-Únete-x

x-Dudas-x

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

22.2.09

 

Ella continuaba durmiendo y yo permanecía quieto en aquella oscura habitación. La había mordido. Yo había mordido a alguien. No lo estaba entendiendo... ¿en qué me estaba convirtiendo...? yo... yo ahora... ¿qué era?
Aunque no tenía clara mi identidad, había algo que sí que tenía claro. Que la amaba. En ese momento, cuando lo pensé, acaricié suavemente su rostro. Hacía horas que dormía, por lo que esperaba que yo no hubiese sido demasiado duro con ella. Esperé no haberle hecho daño.
-Lo lamento, en serio.-murmuré, mientras me ponía en pie.

Elisabeth tenia mi mano agarrada y aún dormida la aferro con fuerza sin dejarme marchar.
-Elisabeth...-murmuré, mientras la miraba en la oscuridad.

Ella musitó algo en sueños incomprensible y tiro de mi braqzo abrazándose a el.
Llevé mi mano a su rostro y permanecí observándola fijamente, colocándo mi cara justo delante de la suya.
.-¿hum?- En ese momento Elisabeth entreabrió los ojos cn expresion adormilada.

Le sonreí mientras continuaba observándola.
-¿Cuanto rato llevo dormida?-preguntó incorporándose un poco.
-Varias horas....-Respondí.
-¿estuviste aqui todo el tiempo?
-Ajá.-Asentí con la cabeza, luego me incorporé un poco y sonreí.
-Vaya...-juraría que se sonrojó.
-¿Cómo te encuentras?-murmuré, mirando el brazo que aún sujetaba.
-Bien bien.-dijo llevándose la mano al cuello con una sonrisa.

La observé y luego agaché la cabeza, mientras me sentaba en la silla cercana a la cama. No supe controlarme al morderla.
-Ya deja de preocuparte.-dijo como si hubiese adivinado mis pensamientos.-No ha sido nada, teniando encuanta que cuando nos conocimos nos clavamos cadenas y puñales el uno al otreo esto no es para tanto ¿no crees?
-...-No dije nada, simplemente giré el rostro miando hacia otro lugar el cuarto.
-¡¡Vamos tonto!! no te lo tomes tan a la tremenda.- dijo mientras me abrazaba por la espalda poniendo sus brazos sobre mis hombros.

Suspiré, luego giré el rostro de tal manera que mi cara estaba muy cerca de la suya.
Ella me miro con una sonrisa.
-Bésame Johann.

Llevé mis ojos a sus labios y me acerqué suavemente, la besé mientras acariciaba su rostro suavemente.
-Elisabeth...-murmuré, justo después de separarme.
-Dime Johann.-dijo ella apoyándose en el respaldo de la cama.
-Antes...-susurré, luego la miré a los ojos.- Me dijiste que estabas preocupada... ¿qué ocurre?
-Oh..-noté como Elisabeth se incomodaba.-No es nada importante, chorradas.
-... Elisabeth...-dije, con tono de reprimenda.
-¿Si?
-¿Por qué no me lo cuentas?-pregunté.
-Porque es solo una tonteria y...
-...¿Y?
-Y nada.. -sonrió, pero era una sonrisa falsa.
-¿A caso no confías en mi?-mascullé, luego giré el rostro para no mirarla.

Ella me hizo mirarla agarrándome de la barbilla con delicadeza.
-No es eso Johann, es solo que...
-¿Qué?-pregunté, mirándola a los ojos.
-No quiero que te inmiscuyas.-dijo Elisabeth muy seria.
-Ok.-Luego desvié la mirada y me levanté, para marcharme.
-Espera Johann...
-¿Qué?-pregunté, para luego mirarla de reojo.
-No quiero que te enojes..
-No me enfado.
-Ya claro.. y yo no bebo sangre...-dijo arqueando una ceja y cruzándose de brazos.
-¿Y qué quieres que te diga?
-Quiero que no le des importancia.
-Hm...-murmuré, luego sonreí y volví a llevar mi rostro hacia la puerta.
-Tonto.-dijo ella tumbandose y girandose hacia la pared.
-Ahora el tonto soy yo...-farfullé.
-Si.

Suspiré y comencé a caminar hacia la salida, luego dije:
-Cuando no estés "ocupada", avísame.

Ella no dijo nada, se limitó a seguir tumbada.
-Tsk...-mascullé, antes de salir de la habitación.

No tardé en estar en la calle y miré de reojo la casa. "No quiero que te inmiscuyas"... Ni que fuera tan fácil hacer algo como eso. Agaché la cabeza y comencé a alejarme de allí.

Out: thanks Eli



Johann maldijo la ciudad a las 6:31 p. m.

 

 
 

26.12.08

 

Amarga y repugnante sangre.
Amarga y repugnante sangre de ella.
De Ginebra.
Cuando se marchó me llevé la mano izquierda a la cabeza y la agaché, apretando los dientes. Mi respiración se enrareció y entreabrí los ojos, cuando noté que tenía fuerzas. Creí que cuando pudiera verla de nuevo podría matarla, creí que podría destruirla con mis propias manos. Pero no pude. Mi cuerpo se detuvo y silenciosamente decidió servirle.
-La próxima vez lo único que haré será matarte.-Gruñí.

La poca sangre que entró en mí, quemaba mi garganta y el escozor no tardó en extenderse en el resto de mi cuerpo. Me hice hacia delante y dejé caer la cabeza. Un escalofrío recorría mi cuerpo, a la vez que parecía estar ardiendo. Torpemente llevé una de mis manos a uno de los bolsillos de mi chaqueta, saqué una pequeña caja y la abrí. Aquellas pastillas para apalear la sed, que en mi no funcionaban, estaban allí y me las tomé todas poco antes de perder el conocimiento.


****

Un sonido repetitivo me despertó.
Abrí los ojos con dificultad, pero ya mi cuerpo estaba más calmado y miré a mí alrededor. Era de día y hacía bastante frío. Me levanté poco a poco, mientras aquel sonido continuaba. Era el teléfono. Me acerqué y respondí. Trabajo. Qué raro…
Tras unos segundos de conversación, acepté el trabajo en una vivienda. Cuando llegué olía a comida y cuando me abrieron la puerta vi a muchas personas, andando de un lado para otro.
-Es…-pensé, mientras me llevaba la mano a la cabeza.- ¿El día de navidad?

Una joven fue la que me recibió, un par de años menor a mi edad aparente. Le sonreí suavemente, mientras hacia un gesto con la mano y me presentaba. No tardó en llevarme al cuarto donde estaba aquel ordenador.
Me dejó solo en aquella habitación y cuando pasó media hora, apareció de nuevo. No me había fijado en ella, pero en ese momento sí que lo hice. Era joven, delicada y de cabello muy largo y rubio. Me sonrió suavemente, mientras preguntaba:
-¿Qué tal va?-Luego se reclinó un poco hacia delante.

Mis ojos fueron directos a su cuello, sin embargo cuando me di cuenta de lo que hacía cerré los ojos con fuerza y regresé, tras un poco, mi mirada al ordenador.
-Bien, no tardaré demasiado.-respondí, con voz tranquila.

Carraspeé y me hice el pelo hacia atrás, mientras entrecerraba los ojos. Ella estuvo presente durante un largo rato, en el que yo no podía concentrarme. Percibía su olor, el olor de su sangre.
-Ginebra…-pensé y luego apreté los dientes.- Maldita seas…

Cuando por fin terminé, escapé de allí tan rápido como pude. Incluso cuando la muchacha fue a entregarme el dinero, evité tocarla.
Tras un largo rato, estuve dando vueltas por la ciudad, intentando que el frío calmase mi sed. Pasaron las horas, se hizo de noche y no lo conseguí.
Crucé una esquina y me detuve, allí, delante de mí, la silueta de una mujer. Había logrado percibirla por el brusco movimiento de sus cabellos debido a la corriente del viento. Me acerqué un poco más y volví a pararme, aquel olor... sin duda, era ella.
-¿Qué haces aquí?-pregunté, luego giré el rostro evitando mirarla.
-Podría hacerte la misma pregunta.- farfulló caminando hasta un claro de luz, dejándose ver.
-Algo que tu no has experimentado nunca.-me carcajeé- "trabajar"

Ginebra mostró una pequeña sonrisa, y sacó las manos de sus bolsillos.
-Tú no sabes nada sobre mí.-
-Ni quiero hacerlo.-respondí, luego ladeé un poco la cabeza mientras continuaba sin mirarla.- Pero sólo con observarte uno puede darse cuenta del tipo de vampira que eres.
-¿Ah si? Y dime, ¿qué tipo de vampira soy?-
-Caprichosa, mimada y vaga.
-Sólo has acertado una, soy muy caprichosa y cuando me propongo algo, siempre lo consigo, sea lo que sea.-
-He acertado los tres y bueno... -Murmuré, luego hice un gesto despreocupado con la mano.- Siempre hay una primera vez para todo, incluido para el hecho de no conseguir lo que se desee.
-Para mi.- dijo acercándose a mi. -No hay excepciones.-
-Para todo el mundo lo hay.-espeté, luego le miré fijamente a los ojos y fruncí el ceño.
-En ese caso.- se acercó aún más, y me tomó la barbilla. -No serás tú esa excepción.-
-Tsk.-Protesté, a pesar de todo hice un gesto con la cara y me soltó y luego le miré, retante.
-¿Sabes por qué maté a tu familia?- dijo de repente.

Abrí los ojos un poco más y la miré fijamente. Sin embargo, rápidamente volví mi cabeza al frente e intenté mantenerme impasible, aunque no lo conseguí.
-Sabía que esto si que te interesaría, bien, ¿quieres saberlo?-
-Haz lo que te de la gana.-espeté.
-Ellos... los von Kohler, mataron a mis padres, en realidad, a toda mi familia...-
-¿Ojo por ojo entonces?-pregunté, la miré cruelmente.- ¿Y qué tiene que ver que me convirtieras?
-No creí que tuvieras la culpa, por eso no quise matarte, pero tampoco podía dejarte impune, después de todo, en aquel entonces, el deseo de venganza me abrumaba.-
-¿Como a mí ahora?
-Supongo.-
-Realmente no me interesan tus motivos. Hiciste lo que hiciste. Me convertiste en un monstruo. Pero no pienso descansar hasta que pueda matarme.
-Algún día, tal vez, puedas hacerlo.-
-No tengo duda de ello, así que hasta entonces mantente alejada de mí.
-Al contrario, quiero estar cerca de ti, hasta que llegue ese momento, quiero que mi asesino, merezca serlo, y para eso, tengo que conocerte mejor.-
-Ginebra no me interesa tu presencia. Eres molesta y caprichosa. Si tantas ganas tienes de que te mate, apártate.
-Tendrás que aguantarte, porque no pienso dejarte en paz, de hecho, ahora que sé que te agrada tanto mi presencia, te la impondré aún más.-espetó desafiante.

Suspiré y negué con la cabeza, mientras continuaba andando e ignorándola. Continuaba siendo caprichosa.
-Dime, ¿piensas estar callado durante todo el trayecto? ¿A dónde me llevas?-

Realmente no iba a ningún lugar en particular, sólo esperaba en principio que se me calmase la sed y que ella me dejase tranquilo. Paso tranquilo, decido y en silencio. Pero ella continuaba allí. Sin cansarse de mí en ningún momento, como una sombra.
Ella tampoco volvió a hablar, parecía imitarme. La miré de reojo y vi en su rostro una sonrisilla irónica.

Estuvimos dando vueltas durante unas horas, hasta que llegamos a la zona de costa y me paré, mientras miraba hacia el mar. Ella se adelantó y bajó por unas escaleras corriendo, hacia la arena, luego vi como se agachaba al llegar a al altura del agua para tocarla.
Me hice el cabello hacia atrás y me mantuve quieto por un momento, mientras miraba al horizonte. Ginebra permanecía allí, parecía haberse sentado, pero de pronto se cayó hacia atrás, parecía haberse acostado, pero la forma en la que lo hizo, daba a entender más bien que se había desvanecido.
-Ginebra.-la llamé, malamente. Evidentemente podía huir, pero volvería a pegárseme al cuello.

No contestó, seguía allí tendida, sin moverse.
Giré el rostro, farfullando. Pero me di cuenta de que alguien me miraba. Una pareja mayor. Me miraban como si hubiese hecho algo malo.
-¿No piensas ayudarla?-preguntó el hombre, disgustado.
-Yo no la conozco.-espeté.
-¡Vamos a ayudarla!-Exclamó la señora, mirándome malamente.

¿Y si era una trampa de Ginebra? ¿Y si planeaba atacarlos? Gruñí y negué con la cabeza, indicando que ya me encargaba yo. Me acerqué lentamente a ella, le di un ligero golpecito con el pie y luego me agaché poco a poco.
Ginebra abrió los ojos ligeramente, y me miró, luego sonrió.
-Creo... que... t-e saldrás... con la tuya... Zero... me siento... débil... n-ecesito s-angre...- murmuró con dificultad.
-Ah, bueno...-murmuré, colocándome erguido y giré la cabeza, sonriendo.

Ginebra intentó cogerme de la chaqueta, pero la mano le falló y cayó pesadamente sobre la arena.
-Vete...- susurró.
-¿Irme?-pregunté, continuaba sonriendo.
-Maldito...- farfulló mientras se daba la vuelta, dándome la espalda y se retorcía y respiraba agitadamente.
-¿Ves como me he sentido yo durante tanto tiempo por tu culpa, Ginebra?
-Porque... eres un... estúpido,... po-drias haber be-bido toda la... sangre... que hu-bieras... querido-

Entrecerré los ojos y miré a mi alrededor, para luego encogerme de hombros. ¿Toda la sangre que hubiese querido? Yo no quería sangre, nada de sangre. Me llevé disimuladamente la mano a las marcas de mi cuello, mientras respondía:
-Yo no quiero sangre.
-Pero yo... si, y si... no pu-edes dár-mela, lárgate.-

Agaché lentamente la mirada y la fijé en sus ojos suplicantes, brillaban de una manera excepcional dada su gran sed de sangre. Sonreí y ladeé un poco la cabeza, mientras decía:
-Sólo quiero verte morir, Ginebra.
-Pues no creo... que... ten-gas que esperar mucho...-
-¡Muchacho!-Oí a alguien gritar a lo lejos, me giré y vi a aquel humano. Corría hacia nosotros.- ¿¡A caso no piensas ayudarla?!
-No se acerque, está bien sólo un poco mareada.-Respondí.
-No, no estoy bien... acérquese... por... favor.- susurraba ella desde el suelo.

El hombre comenzó a acercarse con rapidez a ella, sabía cuales eran las intenciones de Ginebra así que me coloqué entre ambos y apunté al hombre con mi pistola. A él esa arma no podía herirle, pero ese hombre no podía saberlo así que se paró en seco y retrocedió. Noté como Ginebra se iba levantando poco a poco, preparada desde antes para recibir al hombre pero en ese momento se sujetó a mi espalda.
-N... no hace falta ponerse así, joven...-murmuró aquel anciano.
-Largo.-espeté.- AHORA.

Odiaba ser desagradable con los humanos, pero tenía que alejarlo lo más rápido que pudiese. Ginebra estaba sedienta. Clavó sus uñas en mi espalda y gruñí levemente, luego miré al hombre malamente y le volví a gritar. No hizo falta más. Se echó a correr, huía al fin.

Seguí al hombre con la mirada, hasta que le perdí de vista, y de repente sentí como Ginebra clavaba aún más sus uñas en mi, y esta vez se aferraba a mis hombros, levantándose. Me giré hacia ella, y cerré los ojos con fuerza, un dolor punzante en mi cuello me hizo estremecer de dolor.
Me mordió. Por el impulso que tomó y mi debilidad presente por mi falta de sangre, caí hacia atrás en la arena, mientras ella succionaba sangre de mi cuello con avidez. Me retorcí un poco, la tomé por los hombros e intenté alejarla. Sólo fue un leve movimiento, no sirvió de nada. No podía moverme, estaba como paralizado a causa del vínculo que había entre ambos y que yo también estaba hambriento.
-Gi...-gruñí.- Pa...ra...

Abrí con fuerza los ojos, no podía abrirlos más. Mi respiración se enrarecía, mi cuerpo se entumecía. Ginebra se separó de mi poco a poco, lamiendo el brote de sangre que aún recorría mi cuello. Luego se colocó sobre mí y me miró con una expresión satisfecha. Un hilo de mi sangre salía de su boca.
-Definitivamente...-susurré, mi espiración continuaba siendo dificultosa y empecé a entrecerrar los ojos.-... te mataré...
-Al final me ha servido de mucho que te hayas quedado a acompañarme en mis últimos momentos.- murmuró con ironía, relamiéndose.
-Pierde...-musité, cada vez más bajo.-... te...

Me sonrió con picardía, mientras continuaba sobre mí. Quise moverme. No pude. El dolor en mi cuerpo se generalizó, hasta que no podía notar como ella me rozaba. Poco a poco mi punto de visión se fue reduciendo hasta que... Perdí el conocimiento.



Will maldijo la ciudad a las 2:16 a. m.

 

 
 

24.12.08

 

Lo primero que vi al despertar fue una luz muy brillante, por lo que entrecerré los ojos. Cuando me acostumbré a la luz, vi a un hombre justo al lado de mi. Sentía que mi cabeza estaba “vacía”. A pesar de que era capaz de comprender qué era cada cosa, que sabía hablar y que no tenía problemas conceptuales… Sólo recordaba mi nombre. Nada más. Nada de mi pasado.
Los ojos verdes de aquel hombre estuvieron fijos en mi y…


****

Aquella noche dormí plácidamente, a pesar de que no paré de pensar en Sieth nada más apartarme de él. ¿Me conocía? ¿Me quería? Aquella foto… La recordé nada más despertar y me coloqué la mano derecha en el rostro, algo sonrojada. No recordaba nada en absoluto. Pero sentía que podía confiar en él, que debía hacerlo. … Era extraño, sin duda…
Me duché y me vestí con rapidez: Una minifalda escocesa y una blusa blanca. Realmente fue lo primero que tomé ya que llegaba tarde. Cuando entré, vi que los ordenadores ya funcionaban. Sonreí. Al fin un técnico que funcionaba. Kohler era magnífico.
-Ceres.-me llamó una compañera.
-¿Hm?-pregunté, mientras me detenía en mi camino hacia mi despacho.
-¿Podrías hacerme un favor?
-¿Un favor…?

Se me acercó con ojos brillantes y me di cuenta de que posiblemente sería algo “gordo”, iba a pedirme un gran favor. Me abrazó con fuerza y sonrió, mientras preguntaba:
-¿Podrías ir tú a informar al vicedecano de que ya arreglamos lo de los ordenadores?
-¿Y- yo…? ¿Pero de eso no te encargabas tú?

Me miró fijamente, con mueca agradable. Suspiré y continué mirándola, esperando que me diese al menos una excusa.
-… Es que…-murmuró, con tono confidencial.- Hoy he quedado y si voy no podré salir cuando quiero.
-Pero eso…
-Por favor, Ceres…
-Pero…
-Cereeeeeeeeeeeeeeeeeees…


Fui. Al final fui yo. Comencé a caminar por los pasillos de la cede central de la universidad, mientras me colocaba bien el pelo. No sabía quien era el vicedecano. Jamás le había visto. Pero supongo que siempre hay una primera vez…
Al llegar a su despacho, la secretaria me ignoró hasta que carraspeé y entonces me miró. Sonreí suavemente y dije:
-Soy del departamento de actividades extraescolares. Vengo a informar al señor vicedecano.
-¿Tenías cita?
-Creo… que sí.
Miró en sus papeles y luego señaló a una silla, como indicándome que esperase. Asentí y me senté, mientras continuaba con la cabeza gacha mirándola de reojo. Seguramente no está tan ocupado y me tenía allí perdiendo el tiempo… Tras una hora y media, me dejó pasar. Toqué a la puerta, recibí respuesta y entré.
-Buenos días. Soy…-Dije, con tono agradable. Pero al levantar la mirada, lo vi.
-Bueno días.- respondió.

Estaba ojeando unos papeles en su mesa, cuando levantó la mirada para verme.
-¿Ceres?-
-Sieth.-Murmuré, mirándole.- Tú eres el...
-Si, soy el vicedecano, y tú eres...
-Soy del departamento de actividades extraescolares.-Contesté, quedándome junto a la puerta.- Venía a informar que el problema informático ya está solucionado.
-Me alegra saberlo, estaba empezando a preocuparme, por culpa de esa inactividad con los ordenadores hay mucho trabajo atrasado.- dijo mientras cogía el teléfono.
-Celya, comunica a todos los departamentos que el problema informático ha sido solucionado, que comiencen todos a trabajar inmediatamente, quiero que esta semana volvamos a estar al día.- colgó el teléfono, y volvió a mirarme.
-Y pensar que te tenía tan cerca...- susurró apoyando ambas manos sobre la mesa, observándome con atención.
-El mundo es un pañuelo.-comenté, creo que me ruboricé por su mirada.
-Supongo que si... ¿aceptarás que te invite a desayunar?- preguntó de repente.
-Ah...-musité, me tomó por sorpresa. Luego sonreí.- c... claro.

Sieth se levantó de la silla y cogió su chaqueta, luego caminó hasta mi, y me tomó por la cintura, invitándome a salir de su despacho.
-Celya, voy a salir un momento, te dejo a cargo de todo, y por cierto, comunica a todos que quiero que esta misma semana esté todo en orden de nuevo, el problema informático ha sido solucionado.-

Celya me miró fijamente por un momento y yo avancé con rapidez hacia la salida, quedando muy por delante de Sieth. Poco después, la chica asintió y se despidió de él. Caminé con la cabeza agachada por un momento, luego luego llevé mis ojos hacia él. Realmente era muy extraño todo. Él me conocía. Yo no le recordaba. Y él era practicamente mi jefe, a pesar de que nunca le había visto.
-Todo es un muy raro.-Comenté, mientras miraba hacia delante.
-¿Qué es tan raro?- parecía no entenderme
-Pues...-Respondí, miré hacia arriba y me coloque el dedo indice en los labios, pensativa.- Tú me conoces, yo... bueno, no recuerdo nada. Y encima eres el vicedecano, has estado "cerca" desde que vine a trabajar aquí.
-Si, es un poco irónico, pero si te soy sincero, no conozco a muchos de los trabajadores de este centro, es demasiado grande, y tampoco llevo mucho tiempo ejerciendo en este centro.- me explicó mientras continuabamos caminando.
-Ah...-musité.- Yo sólo conozco a algunos de mi departamento, y a unos pocos profesores, y a unos pocos alumnos y ... ... en realida conozco a mucha gente excepto a los cargos administrativos.-luego le sonreí.
-tenías que haber empezado por ahí.- ironizó. -Así te hubiera encontrado más rapido...-
-Ya.-respondí, luego me encogí de hombros.- Pero cuando llegué aquí yo... no estaba muy bien.

Por aquella época no paraba de sentirme vacía, perdida y sola. Aunque aparentemente sonreía, en realidad sentía una tristeza que era incapaz de explicar. Poco a poco, fui conociendo a gente y me fui sintiendo cada vez mejor. Johann era el que más me ayudó y ahora él... Entrecerré los ojos mientras continuaba mirando hacia delante.
-¿Te ocurre algo?- parecía haberse dado cuenta del motivo de mi silencio.
-No.-negué.- Sólo que aquella época era bastante desagradable.
-Entiendo... dime Ceres, ¿te has devolvido bien después de lo ocurrido?-
-Al principio prefería estar transformada a estar como humana. Es bastante extraño no recordar a nada ni a nadie, es bastante extraño que nadie esté próximo...-comencé a responder- ... pero poco a poco, cada vez me gustaba más estar como humana, tenía un trabajo, amigos... tenía una vida normal.
-Ojalá nunca hubiera ocurrido...- susurró él como para sí.
-Pero...-le miré, parecía triste así que le tomé del brazo para que me mirase. Le sonreí.- No hay que pensar en eso, ¿de acuerdo? Debes sonreir mucho...
-A veces actúas como antes... a pesar de no tener recuerdos, parece que sigues siendo tú...- murmuró mirándome con dulzura.
-Eso me alegra.-dije, sonriendo todavía.- Así tú te sentirás bien y... puede que yo recuerde, de alguna manera, algún día todo lo referente a mi pasado.
-Espero que si.-

Cuando llegaos a la cafetería nos acercamos la barra y uno de los camareros me saludó, para luego comenzar a hablar conmigo. Durante todo el rato, no paraba de decir lo guapa que estaba, lo simpática que era y que si podíamos quedar algún día. A pesar de que Sieth estaba detrás de mí, Josh parecía no darse cuenta de mi presencia. Sonreí suavemente, mientras continuaba hablando con el chico.
Sieth se acercó por detrás de mi, y me tomó por la cintura, colocando su cabeza muy cerca de la mía. Carraspeó sonoramente, y captó entonces la atención del camarero. -Perdona Josh, ¿podrías ponernos unos batidos y algo para comer?- interrumpió Sieth hablándole bastante serio.
Éste me miró directamente, luego asintió y se marchó. Giré suavemente la cabeza, todo lo que podía hasta mirar a Sieth y coloqué mi mano sobre una de las suyas. Estaba serio aún y, aunque no lo conocía de mucho, me resultaba extraño.
-¿Estás bien?-le pregunté.
-Sí...- dijo cambiando completamente su expresión, sonriéndome.
-Te has puesto muy serio.-Comenté, mirándole a los ojos. Lo tenía muy cerca y en cierta manera me ponía nerviosa.
-Si te soy sincero... estoy algo molesto, no soporto ver cómo te coquetean... si, estoy celoso.- me susurró mirándome también.

Me ruboricé, pero luego desvié la mirada mientras sonreía. Continuaba pegado a mi, continuaba muy cerca. Pero yo no era capaz de apartarlo. Quizá mi cuerpo sí que le recordaba.
-Josh no me interesa.-comenté.- Así que no tienes porqué estar celoso..
-Me alegra escuchar eso... pero dime Ceres, en todo este tiempo... ¿no hay nadie que haya entrado en tu vida?-
-... creo que no.-respondí, aún sin mirarle.- ... me resulta dificil sentir ese tipo de cosas... ¿Y en tu vida? ¿Hay "alguien", Sieth?
-Si... hay alguien.- asintió desviando la mirada.
-ah.-murmuré, aún sin mirarle.

Sentí su respiración muy cerca, podía escucharla perfectamente. De repente noté que sus labios rozaban mi oreja levemente, y no pude evitar estremecerme.
-Eres tú, Ceres.-

Mi respiración se alteró un poco y no pude evitar sonrojarme, llevé mirada hasta él y le observé fijamente. Después de 6 años, aún él... a pesar de que no le recordaba. No podía creerlo. Sin embargo, en este momento alguien carraspeó y al mirar vi a Josh, ya nos había traido lo que Sieth había pedido.
-Aquí teneis.-dijo el camarero.
-Gracias.- respondió secamente Sieth cogiendo las cosas.
-Sentémonos.-

Comenzó a caminar hacia una de las mesas y yo me quedé quieta, mientras le observaba caminar. Me había descolocado completamente su comportamiento. Nunca me había sentido así, al menos que yo recordase. Poco después, me senté en la mesa justo delante de él. Ahora mi repiración era normal y no estaba roja. Bebí un poco de mi batido y miré a mi alrededor.
-¿Te gusta tu trabajo?- me preguntó de repente.
-Ah... pues...-murmuré, luego asentí con la cabeza.- Sí, es bastante divertido. ¿Y a tí el tuyo?
-Sí, si te soy sincero, cualquier trabajo en el que se haga poco y se cobre mucho, es un buen trabajo.- sonrió divertido, bebiendo un poco de su batido.
-Claro.-Asentí, luego me reí.- Ese tipo de trabajos son los mejores.
-Oye, Ceres, ¿puedo preguntarte algo? algo... confindencial.-
-Hm...-Permanecí pensativa, por un momento, luego le miré.- Poder, puedes. Ya si respondo es otra cosa.-luego piqué un ojo.
-¿Perteneces a la exortampire?- preguntó con un tono de voz que sólo yo pude escuchar.

Abrí la boca, sorprendida. Tras eso, me coloqué la mano derecha en el rostro y miré hacia otro lado. No podía desvelar ese secreto a nadie y aún más siendo un experimento secreto en la organización. Pero aún así... Sieth... Estuve en silencio durante un rato, pero aunque no podía decirlo con palabras al final acabé asintiendo con la cabeza.
-Lo suponía.- me aclaró. -Te agradezco tu confianza, sé que es algo que no debes revelarle a nadie.-
-Creo que me fío en exceso de tí.-comenté, extrañada por mi comportamiento y dejé de mirarle.
-Yo creo que deberías confiar aún más.- comentó sin dejar de mirarme.
-No puedo confiar más.-respondí.- Actualmente confío plenamente en tí.
-Me alegra saberlo.- me confesó. -De verdad espero que recuperes tus recuerdos, y así puedas verme de otra forma.-
-Yo también lo esperó.-murmuré, luego tomé otro poco de mi bebida.- Pero realmente es como si no hubiese nada en mi cabeza.
-Tal vez nunca llegues a recuperar tus recuerdos...-

Le miré a los ojos, luegoagaché la cabeza mientras sonreía. Quizá eso era lo más probable, quizá no volvía a poder saber quien era antes de lo que supuetamente ocurrió. Si eso sucediese, nunca recordaría a Sieth como debería, no al menos por los recuerdos pasados.
-eso no se sabe.-musité.
-En todo caso... supongo que siempre seré para ti, "aquel que supuestamente, fue tu novio".- sonrió tristemente.
-Sieth, no hables así.-rogué, finalmente.
-Lo siento, será mejor que volvamos.- continuó.

Se puso en pie, como para marcharse pero yo me quedé en mi lugar. Me miró, extrañado y yo fijé mis ojos en los suyos. Tomé una de sus manos suavemetne y murmuré:
-Los recupere o no, podemos crear recuerdos nuevos y me puedes contar cosas del pasado.

Sieth colocó una mano sobre mi rostro y apartó un mechón de mi pelo suavemente.
-Creo que cada vez me siento más atraído por ti.- contestó sonriéndome.
-No digas tonterías.-musité, mientras me colocaba en pie justo delante de él.
-No lo son...- susurró, cada vez le notaba más cerca de mi...
-Sieth...-Murmuré, mientras lo observaba acercarse.

Pude ver cómo cerraba los ojos lentamente, y ya no podía verle, estaba demasiado cerca... Noté entonces el roce de sus labios con los míos, y como su mano se deslizaba por detrás de mi cabeza, para acercarme más a él.
Me besó suavemente, con ternura, como si temiese realmente hacerme daño. Me tomó por sorpresa, pero luego cerré levemente los ojos y me aferró a él. Sin embargo, cuando me di cuenta de lo que realmente ocurría me sonrojé y le aparté suavemente, mientras agachaba la cabeza y la apoyaba en su pecho.
Escuché una pequeña risa, y luego noté cómo Sieth colocaba una mano sobre mi cabeza.
-Reaccionaste igual la primera vez que te besé...-

Levanté la cabeza, completamente sonrojada y luego le miré fijamente. No sabía que decir, qué hacer. Realmente me sentía muy extraña. Sieth me sonrió de nuevo, y me tomó de la mano.
-Vamos, debemos volver ya.- comentó comenzado a caminar.

Asentí con la cabeza mientras me dejaba llevar por él. Agaché la cabeza un poco y respiré hondo. Notaba que aún estaba sonrojada, pero no podía explicar cómo era capaz de dejarlo actuar así, conmigo. Pero es que Sieth.... quizá si que hay algo en mi todavia que lo recuerda.
-¿Estás bien?- me preguntó mirando hacia atrás, apretando ligeramente mi mano.
-Sí.-asentí con la cabeza, aún avergonzada.- Es que me tomaste por sorpresa...
-Discúlpame, fui muy impulsivo.-
-Un poco.-murmuré, luego le miré fijamente.- ... pero tú eres así. ¿no?
-Si.- asintió llevándose una mano a la cabeza.
-Pues entonces da igual.

Avancé un poco más que él y ahora quien arrastraba al otro era yo, luego le miré y le sonreí. Yo simplemente no tenía recuerdos. Pero él sí que los tenía y no podía comportarse igual conmigo. Debía ser duro y tenía que estar pasandolo mal.
Por el camino, hubo un punto en el que dejé de sujetarle y le miré, mientras decía:
-Quiero que me cuentes cosas de tí, Sieth.
-Pues... tendría que empezar por mi infancia, supongo...- murmuró, estaba pensativo. -Mis padres murieron cuando era muy pequeño, y fui adoptado casi inmediatamente. Fue entonces cuando comencé a vivir muy cerca de ti. Desde pequeños jugábamos juntos, eramos inseparables... pero a medida que fuimos creciendo, nos fuimos distanciando. Luego, hace ya... unos 9 años, volvimos a encontrarnos, y así fue cómo empezamos a salir.- Sieth continuaba caminando, parecía distraído, y llevaba las manos en los bolsillos. -Íbamos al mismo instituto, teníamos un grupo de amigos, pero algunos de ellos estaban celosos de mi, estaban enamorados de ti, y no podía sorportar vernos juntos. Sólo quedaron Kate y Ryo, pero ellos también desaparecieron tras algunos meses... todo fue obra de los malditos vampiros.- musitó con rabia.
-Ultimamente la situación es peligrosa.-murmuré.
-Si... la ciudad está plagada, ya no hay seguridad en estas calles.-
-Poco a poco las cosas se irán restaurando. Yo me encargaré de ello.
-Yo también haré una pequeña limpieza por mi cuenta.-
-Ayer querías matarme, ¿verdad?-pregunté, de pronto mientras entrelazaba mis manos.- Cuando no sabías quien era.

Sieth asintió ligeramente con un movimiento de cabeza. -Así es.-
-Lo sabía. Te detecté desde que empezaste a seguirme.-entrecerré los ojos.
-Oye Ceres, ven un momento, quiero enseñarte algo que con tus antigüos recuerdos, te encantaba hacer.- murmuró cogiendome de la mano nuevamente.
Caminamos hasta un lugar apartado de la universidad. En aquel sitio no había nadie, y pude darme cuenta de que tenía unas preciosas vistas al mar.
-Este sitio, te gustaba mucho.-

Me quedé mirando aquel paisaje fijamente, me encantaba, realmente me encantaba. Las vistas, el olor que había en aquel lugar... todo...
-Es...-intenté decir.- es maravilloso, Sieth....
-Sabía que te gustaría.- susurró.

Se colocó detrás de mi, y me tomço por la cintura como lo había hecho horas antes. de repente, sentí que mis pies dejaban de tener contacto con el suelo. ¿Estaba... volando?
Miré hacia abajo, sorprendia, luego alcé la cabeza para mirarlo. Me gustaba mucho aquella sensación, respiré ondo y apoyé mi nuca en el pecho de Sieth.
-¿Vuelas?-murmuré.
-Si, esto era lo que realmente quería mostrarte, desde que supiste de mi habilidad, siempre me pedías que te cogiera y sobrevolara contigo.-
-Me gusta mucho estar así, en el aire, aquí... contigo.-le miré a los ojos, fijamente.
-Solías decirme exactamente lo mismo... Ceres...- susurró apoyando su barbilla en mi hombro.

Ladeé un poco la cabeza y la apoyé suavemente con la de él, mientras entrecerraba los ojos y rozaba sus manos con las que me sujetaba fuertemente. Mi respiración estaba acelerada, notaba como mi corazón iba cada vez más rápida, como estaba ligeramente sonrojada. Nunca, desde que yo podía recordar,me había sentido así y me resultaba extraño. Extraño porque encima era alguien a quien no conocía, pero yo notaba que... siempre habíamos estado juntos.
Cerré los ojos por un momento, y cuando los abrí, pude ver que nos encontrábamos en la orilla de aquel mar que podía ver desde arriba.
-Aún recuerdo cuando de pequeños, veníamos a jugar a esta playa.- comentó Sieth sonriente.
-¿En serio?-Pregunté, mirándole a los ojos.- me encanta el sitio.
-¿Ves esa rosa de allí? En ella solíamos sentarnos para ver las estrellas, también veníamos aquí al alba, o cuando nos sentíamos tristes... era nuestro lugar de encuentro.-

De pronto, pude ver la imagen de un niño. Fue como un flash. Pero acto seguido todo se hizo oscuro y oí risas, noté dolor, olía a sangre. Todo cada vez se intensificaba, por lo que me llevé las manos a la cabeza y me encogí, protestando ligeramente. No sé muy bien cuanto tiempo pasó, pero abrí poco a poco los ojos y con dificultad. Mi respiración estaba agitada. Risas. Dolor. Sangre. Cerré fuertemente los ojos, de nuevo.
-¡¡Ceres!!- escuché que alguien me llamaba.

Abrí los ojos con dificultad, y vi a Sieth mirándome preocupado.
-Sieth...-musité.
-¿Te encuentras bien?-
-Sí.-asentí.- Pero... de pronto me mareé...
-Me he llevado un buen susto, tienes que descansar, puedes quedarte aquí el tiempo que quieras.- murmuró.

Miré a mi alrededor y me di cuenta de que no me encontraba en el mismo lugar. Estaba en... ¿su piso?
-¿Dónde estamos?-pregunté, aún mirando el lugar mientras me llevaba la mano a la cabeza.
-Estás en mi casa, no sabía qué hacer cuando te desmayaste de repente, y te traje aquí inmediatamente.-
-Muchas gracias.-Dije, luego intenté sentarme pero volví a marearme y me tuve que quedar acostada.- ... vaya mareo más tonto...

Sieth estaba sentado junto a mi, y no dejaba de acariciar mi pelo.
-Será mejor que estés recostada un buen rato, voy a prepararte un té, te sentará bien.- comentó levantándose de la cama donde me encontraba.
-Quédate.-susurré, tomándole de la mano.

Sieth se sorprendió e inmediatamente reflejó una sonrisa en su rostro. Volvió a sentarse junto a mi, y entrelazó su mano con la mía.
-No has cambiado nada...-
-Me alegra oirte decir eso.-musité.- ¿sabes? creo que recordé algo antes de marearme... pero... lo he vuelto a olvidar.
-No te esfuerces Ceres, si recordar te provoca estos mareos, prefiero que no recuerdes nada...- comentó preocupado.
-Pero a lo mejor, si hago un esfuerzo...-dije en voz baja.
-Ceres, no lo hagas, no antepongas ese tema a tu salud. Quiero que estés bien, ¿de acuerdo?-
-Pero yo también quiero que tú estes bien y si no recuerdo...
-Olvida eso. Si puedo estar contigo, no importa que no me recuerdes, fuiste tu quien me dijo que haríamos nuevos recuerdos ¿no?- sonrió tomándome la otra mano también.
-S... sí.-asentí, mientras le miraba. Lentamente, mis ojos comenzaron a cerrarse.- creo que.... tengo... sueño....

Finalmente todo se hizo oscuro...
Mi cuerpo estaba cansado y justo en ese momento consiguió tranquilidad, paz... me había dormido profundamente.



Lau maldijo la ciudad a las 4:25 p. m.

 

 
 


 

Antes de irme de dormir debía prevenirme... me inyecté una de las vacunas que conservaba de Exortampire, y noté como poco a poco me entraba cada vez más sueño...

Desperté tras escuchar los gritos de mi tía una y otra vez... siempre igual de pesada e insistente.
Me levanté rápidamente y llegué a tiempo a clase. Me senté junto a una chica que no conocía, y me limité a seguir las clases y coger algunos apuntes.
Al terminar, volví a casa, y recibí un mensaje de Exortampire. Aquella nota habría una reunión informativa, y yo sería la voz principal.
Acudí antes de la hora a las oficinas de Exortampire, y me leí los informes que debía presentar en la reunión.
Aquel día, procuré llevar el pelo suelto, las marcas de los colmillos de Serus apenas se notaban gracias a que él me había curado, pero de todos modos, debía prevenir y evitar a toda costa que alguien lo notara.

La reunión fue un poco duradera y el ambiente estuvo algo tenso, pero finalmente pareció que todos habían entendido nuestro principal objetivo.
Ceres, un alto rango en la organización, no había dejado de mirarme durante el transcurso de toda la reunión, y al acabar, pidió hablar conmigo.
Salió rápidamente de la sala, y yo la seguí. Salí de allí, y vi cómo se metía en otra oficina, al entrar cerró la puerta y me invitó a tomar asiento.
-¿Y bien?- pregunté curiosa.
-¿Qué te ha pasado?-Dijo, seriamente.
-Perdona pero... no entiendo tu pregunta, ¿te refieres a la reunión de hace un momento?-
-No. Me refiero a lo que debe haber o estuvo en tu cuello.
Como acto reflejo, llevé una mano a mi cuello y noté que estaba completamente cubierto. era imposible que me lo hubiera visto. ¿Cómo podía saberlo entonces?
-Sigo sin entenderte.- mentí con firmeza.
-Te han mordido.-Dijo, sin paciencia.
Bajé la mirada, y asentí. -Si, fue un descuido, pero no corro peligro, no ha sido un pura sangre, y ya estoy curada, no tienes de qué preocuparte...- le intenté explicar.
-¿Quién fue?-preguntó, entrecerrando los ojos.- No hubo resistencia casi.
-Fue... no lo recuerdo, estaba medio inconsciente...- volví a mentir.
-Mentira.-cada vez, parecía tener menos paciencia y casi podía leer en mi.- Nadine, el hecho de que estés protegiendo al vampiro que te mordió...
-Lo siento Ceres, no puedo decírtelo, este asunto es cosa mía, yo misma lo resolveré.- le indiqué levantándome de la silla, dispuesta a salir de allí.
-Podrías ser potencialmente peligrosa.-entrecerró los ojos.
-Lo tengo todo controlado.- afirmé mirándola fijamente. -He tomado las precauciones necesarias.-
-Pero el hecho de que le protejas es signo de un alto riesgo de traición. Nadine...-
-Ceres, desconozco la manera por la que has averiguado lo que me ha ocurrido, pero mientras nadie sepa lo que ocurre, no pasará nada. Tú no puedes entenderlo, él es diferente...- murmuré sin pensar mucho lo que decía.
-¿"Él es diferente"?-Preguntó, con paciencia pero luego me miró fijamente y con algo de nerviosismo.- ¡¿Te estás oyendo, Nadine?!-
-Sé perfectamente lo que estoy diciendo... no todos los vampiros tienen que ser nuestros enemigos, eso deberías saberlo.-
-Todos los vampiros son nuestros enemigos, porque todos se alimentan de humanos. ¿En qué mundo vives? ¿Qué haces en Exortampire con esa mentalidad? ... Nadine, ten cuidado...
-Conozco exactamente por qué estoy aquí y para qué. No te preocupes, solucionaré este incidente.- le aclaré.
-No puedes fiarte de ningún vampiro, quiero que lo tengas en cuenta.-musitó.
-Seguiré tu consejo.- aseguré. -Ahora debo retirarme, tengo algunos asuntos pendientes.- dije intentando salir de allí. Ceres conseguía ponerme realmente nerviosa.
-Y si necesitas ayuda...-comentó, finalmente mientras agachaba la cabeza.- puedes contar conmigo, Nadine...
-Gracias Ceres, sé que lo haces por mi bien...- dije casi susurrando.
-Pero a veces eso no es suficiente...-murmuró, su voz tembló por un momento.- ¿verdad?-
-No... a veces no...-
-... no voy a tener piedad la próxima vez.-Dijo, luego me dejó sola.
Salí de allí, y me dirigí a mi despacho, el único lugar donde podría meditar sin que nadie me molestase.
¿Qué podría hacer ahora que me habían descubierto? No podía ocultar a Serus por mucho tiempo... pero... ¿qué estoy haciendo, por qué le oculto? Yo... no debo...
Él es un vampiro... debo acabar con él como miembro de Exortampire.
Sí, tengo que hacerlo...

*OUT* A ver si la cosa se anima, que esto esta más parao... xDDD feliz navidad a todos!!!!!! *-* *OUT*



Shana maldijo la ciudad a las 4:12 p. m.

 

 
 

11.10.08

 

La repentina visita de Kyle diciéndome que se había enamorado de mi me dejo atónita, no entendía mucho su comportamiento, decía algo de que temía que me hicieran daño, pero el creía que yo era una niña indefensa, y no es así, soy una chica fuerte, si el supiera donde trabajo…

Estaba apunto de confesarle que era miembro de exortanpire cuando Kyra aparecio diciendo que había problemas, Kyle se marcho y el y yo nos quedamos hablando.
-¿Qué ha ocurrido?
- He intentado localizarte por el móvil, pero por lo visto lo tenías apagado. Tenemos una reunión urgente, han pedido a todos los cazadores de altos rangos que se presenten de inmediato
-Pero.. ¿y eso que tiene que ver conmigo? ¿Quieres que avise a los compañeros que tenemos clase mañana o algo?
- No, tu también estas incluida, estuve hablando con mis superiores y tienes suficientes cualidades para ser tratada como cazadora de rango mayor, siempre estando bajo mi supervisión pero solo como forma preventiva
Me quede atónita.
-Muchas gracias Kyra, de verdad muchísimas gracias.-Me mire aun vestida con bata.-Esto… ¿me esperas un minuto? He de vestirme…-dije sonrojándome.
Claro, puedes tomarte tu tiempo, no hay prisa- dijo mientras se sentaba en el sofá
-Gracias.-sonreí.-¿Quieres tomar algo?
- No gracias, estoy bien
Asentí con una sonrisa y emocionada me fui a la habitación. Cinco minutos después sali lista para la reunión.
-¿Como has venido hasta aquí? ¿Quieres que te lleve en mi moto?
- Vine con la mía, ya sabes que siempre que puedo la uso. Si quieres puedes montarte en la mía o sino podemos hacer una pequeña carrera - dijo el todo emocionado
-Sera un placer competir contra ti.-dije riéndome.
Así lo hicimos, como dos crios imprudentes nos pusimos a correr con las dos motos, realmente tenia un manejo increíble y su moto corría muchísimo, pero yo tampoco me quedaba atrás y finalmente en una curva arriesgue mas que el y le adelante, cuando llegamos me baje de la moto con una sonrisa y me quite el casco.
-Buenoooooo no era justo que ganases tu en todo- dije guiñándole un ojo a Kyra.
- Es sorprendente tu forma de conducir, me alegro te haber encontrado una rival tan buena. Pero la próxima carrera la ganaré yo - dijo sonriendo
-Ya lo veremooossss.-dije sacándole la lengua, divertida.-n fin.. será mejor que entremos.-dije poniéndome seria.
- Tienes razón - dijo el cambiando su expresión también
Entramos Kyra y yo a la sala donde se celebraba la reunión sonriendo y nos encontramos con un montón de caras serias mirándonos con reprimendas.
-Llegan tarde.-dijo alguien al fondo de la sala.
-Culpa mía , lo lamento, Kyra tuvo que venir a casa a buscarme…-dije disculpándome.
-No importa, ya que estamos todos podemos empezar - dijo el señor que daba más miedo de toda la sala.
Nos sentamos en primera fila, ya que había dos lugares. Una chica que estaba sentada justo a mi lado me sonrió y musitó:
-No te preocupes, realmente ibamos a tardar en empezar de todas formas...
-Gracias Ceres…-le murmuré devolviéndole la sonrisa.
Kyra se sento al lado de otra chica y enseguida se puso a hablar con ella.
- Es un placer poder conocer al fin a la cazadora silfh - dijo el con una sonrisa.
-Igualmente, ¿Kyra? Creo que he escuchado algo sobre ti.- respondió también con una sonrisa.-Bueeeeno.- dijo aquella chica de pelo negro, llamando nuestra atención.-Buenas noches a todos los presentes, soy Nadine Silfh, la encargada en esta reunión de informarles de la nueva situación en la que nos encontramos.
Ceres miró a Nadine por un momento, fijamente. Luego desvió la mirada, mientras Nadie continuaba hablando.
-Antes de que empiece a explicar señorita Silfh, como es posible que se encuentre una novata en una reunión entre los mejores cazadores y rangos altos de exortampire? - pregunto el hombre que se quejó nada más llegamos.
-Ni hablar.-protestó Ceres, luego miró al hombre de reojo.- es el que menos tiene que hablar de eso.
- No, ella tiene las mismas cualidades que una cazadora - ya me pongo yo responsable de que este aquí - dijo Kyra bastante exaltado.
-Gracias a los dos…-susurré sonriéndoles tímidamente.
-¡A ver! ¡Cállense todos!- exclamó Silfh mirando desafiante al hombre que había hablado.-En esta reunión pueden estar todos aquellos que pertenezcan a exortampire, y si me disculpa, me dispondré, tras su permiso y seguido silencio absoluto, a explicarles la situación.
Ceres miró de reojo al tipo, luego sonrió y tras eso miró a Nadine. Continuaba mirándole de una forma extraña, aún así agachó un poco la cabeza y esquivó la mirada.
-Bien... Nuestra situación actualmente es bastante crítica. La ciudad, como todos sabéis, está infectada de vampiros. La mayoría, de clase e. Con esto quiero decir que la ciudad se encuentra en máxima alerta, los ciudadanos ya no están seguros en Matampire. Además, parecen habernos declarado la guerra, por ello, debemos comenzar a exterminar el mayor número posible de vampiros, evitando el reconocimiento por éstos de nuestra identidad, y por supuesto, evitando cualquier intromisión por parte de los ciudadanos.- explicó mientras nos miraba.
-Me gustaría añadir una cosa señorita Silfh, algo que es muy probable que tenga que ver con todo este asunto - dijo Kyra levantándose de su asiento.
Yo miré a mi profesor con admiración, tenia tanto carisma y tanta decisión.. era verdaderamente fascinante, me sentía orgullosa de ser su alumna.
-Adelante.- asintió Nadine mirando a Kyra.
- Volviendo en una de mis misiones y entre la investigación que he ido haciendo, he podido ver signos de peleas internas entre los vampiros, además de la presencia de la legendaria vampira Ylka. Eso podria generar que el numero de vampiros en pocos días pudiera incrementar intentando reforzarse los distintos grupos.
-¿Realmente crees que siendo como son, se unirían para algo así?-Preguntó Ceres, desde su lugar mientras miraba a Kira.
- Hay rivalidad entre ellos, he mantenido una charla lo suficientemente larga con una de ellos y sin duda se estan agrupando en dos grande bandos y no tenemos que olvidarnos de los mutantes, no sabemos que respuesta daran a todo ello- dijo kyra bastante serio con cada una de sus palabras.
-¡¿Charlas?!-Espetó Ceres, poniéndose en pie.- ¡Eso está prohibido aquí, Kira! ¡Lo sabes!
-¿Qué tiene de malo?-pregunte yo tímidamente.-Es decir, ¿que mejor forma de conocer al enemigo que tratando con él directamente?
-Ceres tiene razón, es un delito, pero teniendo en cuenta la información que nos ha podido aportar, creo que será mejor que esto no salga de aquí.
Ceres miró fijamente a Nadine, luego masculló algo y se sentó bruscamente, dándome la espalda.
- Nunca dejaría suelto a ninguna de esas bestias, son asesinos despiadados, pero como ocurre en todos los casos hay algún grupo reducido que solo quieren vivir sin necesidad de matar. Pueden ponerme el castigo que vean que es merecido por mi, seguro que para muchos traición, pero nosotros matamos a los asesinos.
-Bien, nuestro objetivo es adentrarnos en la noche de Matanpire y conseguir información de los vampiros una vez les hayamos derrotado. No seais amables, matadles una vez hayan delatado a sus superiores. Esto es todo.- dijo concluyendo.
-Adiós.-Fue lo único que Ceres dijo, luego miró a Nadine de reojo.- Tenemos que hablar, pronto.
Nadine siguió con la mirada a Ceres, y poco después se fue tras ella.

Yo me quedé sentada y luego miré a Kyra, realmente sentía que no encajaba demasiado en aquel lugar, que estaba de más.
-¿Te apetece cenar algo Kyra?-pregunté seguidamente.
- Lo siento lily, no tengo mucho apetito ahora mismo, otro día mejor ¿vale?- dijo el con una expresión entre seria y disgustado.
-Oh esta bien sensei…-dije algo apenada.-me voy a casa pues.-le sonreí y me levanté para marcharme.
-Siento el haberte fastidiado la noche, otro día te lo recompensare de acuerdo - dijo acabando la frase con su sonrisa de siempre pero algo forzada.
-No te preocupes, no ha sido nada.-Dije poniendo una mano en su hombro afectuosamente antes de darme la vuelta para marcharme.

Al salir del edificio me subí en la moto y comencé mi camino en dirección a casa, mis pensamientos empezaron a enredarse.

¿Qué querría decirme Kyle? ¿Será verdad que siente algo por mí? ¿Qué debería hacer? ¿Qué siento por el? ¿Acaso me estoy enamorando de él? Nah.. no digas tonterías Lily, solo le conoces desde hace unas semanas… ¿peor porque siento esta sensación tan extraña en mi corazón? Y por otra parte… ¿Qué ocurre con Kyra? ¿Por qué esta tan extraño? ¿Por qué me preocupo tanto por él, sólo es mi profesor…

Estaba tan absorta en mis pensamientos que no me di cuenta de la velocidad tan vertiginosa que habia cogido con la moto, ni tampoco vi al coche que se aproximaba en dirección contraria. Estaba demasiado cerca como para esquivarlo.

Después del impacto.. todo fue oscuridad

*OUT* Bueeeno ya me tocaba postear siento el retraso con Lily pero eskeeee en fin perdi el post y menos mal ke kieceito lo tenia ke si no.. en fin reunión celebrada gracias a Bunny y Lore y sobretodo a Kikecito por su inestimable ayuda, ke ocurrira cn la pobre lily?? se ha metido una guayaaa xDDDD*ÔUT*



Maron maldijo la ciudad a las 3:13 a. m.

 

 
 


 

Ginebra... una vampiresa de cuidado, mi próxima víctima...
A pesar de que conseguía excitarme, como en todas las ocasiones similares que se me presentaban, yo era quien controlaba la situación, fuera la que fuese.

Ya era de noche, y sólo las luces de las calles iluminaban la ciudad. No había luna, ni se veían estrellas. Era una noche perfecta.
Me adentré en la ciudad por las calles menos iluminadas, y observé cada paso de aquella persona que me resultara sospechosa. No me dedicaba a matar vampiros muy a menudo, pero de vez en cuando debía hacerlo.
Las calles de Matanpire están plagadas de esos monstruos...
De repente sentí la presencia de uno de ellos. Sabía que se encontraba cerca. Seguí aquellos pasos sigilosamente, y decidí dejarme ver antes de acabar con aquel sujeto.
Se trataba de una chica, muy joven, apenas podía verle el rostro, que estaba ocultado por las sombras. Me acerqué a ella, y me dí cuenta que sabía lo que me proponía.
Sin embargo, no hizo lo que me esperaba. Se quedó mirándome, desde la oscuridad. Parecía no estar dispuesta a hacer ningún movimiento, era como si no quisiera pelear.
Me acerqué aún más y me quedé completamente inmóvil. No podía moverme. Era...
-¿Ceres?- susurré, sin dar crédito a lo que veía.
Me miró a los ojos, pero no era como siempre. Ladeó ligeramente la cabeza, aún observándome.
-Ese es mi nombre.-Dijo, con voz tranquila. Con su mano derecha quitó un mechón de pelo que le tapaba el ojo.-¿Te conozco?-
-¡Ceres!- dije tomándola por ambos hombros. -¡Soy yo, Sieth!- exclamé aturdido.
Me miró, algo reacia. Al parecer mi comportamiento la incomodaba. Poco a poco, colocó una de sus manos sobre una de las mías y me miró a los ojos.
-Sieth.-Respondió.- ... Nunca había oído ese nombre.
Di un paso atrás, confuso, y fijé la mirada en el suelo. Agité la cabeza varias veces, y me llevé una mano al pelo, revolviéndomelo. No podía entenderlo...
-Ceres... ¿es una broma verdad?- musité sin mirarla.
-No.-Negó con la cabeza mientras me miraba.- Nunca te había visto antes.
-Pero... no puede ser...- farfullé.
-Posiblemente te has equivocado de persona.-Contestó, luego sonrió un poco.
Levanté la cabeza, y fijé la mirada en su sonrisa... no había duda, era Ceres, mi Ceres... Sin pensarlo, me abalancé hacia ella, y la abracé.
Cuando notó mi abrazo por un momento retrocedió para alejarse, sin embargo poco después yo la estaba estrechando entre mis brazos. Era mucho más baja que yo, delgada, se podría decir que era muy pequeña y que podía sujetarla sin problemas. Poco a poco, levantó su mirada hasta que me observó. Había confusión en sus ojos. Pero a pesar de todo, parecía tranquila.
-Sieth...-murmuró.- ¿Qué te ocurre?-
-Te he echado de menos... Ceres.- susurré, aferrándola aún más a mi.
-Pero...-dijo.- Yo no te conozco, no has podido echarme de menos.
-No sabes lo que dices... tú eras todo para mi Ceres... no entiendo por qué no puedes recordarme.- le indiqué separándome de ella y tomándola por el rostro para mirarla a los ojos.
-Lo siento.-entrecerró los ojos, luego tocó suavemente mi mano que estaba en su cara.- ... Pero no tengo ningún recuerdo sobre ti...
-Comprendo...- dije apartando mis manos de ella, luego di un paso atrás. -No sé qué te ha ocurrido, pero lo averiguaré, ahora que te he encontrado, no puedo renunciar a ti.- sentencié.
-¿Por qué harías eso?-Su mirada estaba algo turbia.- Aunque fuese verdad que me conociste, posiblemente no sea la misma.
-Lo haría porque te quiero.- le confesé sin más. -Y no me importa que hayas cambiado, sigues siendo tú misma.-
-Sieth...-apartó la mirada de mi, llevándose una mano a la cabeza.- ... Puede que sea mentira lo que dices o puede ser verdad... pero... aún así... ...-
-Sólo tienes que acompañarme a mi piso, allí tengo pruebas de que lo que digo es cierto. Y en cuanto a ti ahora... ¿qué intentas decirme?-
-Te esperaré aquí.-agachó la cabeza.- tráeme estas pruebas.
La miré algo ofendido, y suspiré, no podía enfadarme, después de todo, ella no me recordaba... por lo que tampoco confiaba en mi.
-Está bien, lo haré.- afirmé. -No tardaré.-
-De acuerdo.-sonrió suavemente, luego juntó sus manos y miró hacia un lado. Era algo que solía hacer a menudo cuando estaba ansiosa.
Desaparecí de allí y caminé hasta mi piso, que se encontraba bastante cerca del lugar. Cogí un álbum de fotos que guardaba en mi mesa de noche, y volví al lugar donde Ceres estaba esperándome.
Abrí el álbum de fotos, y busqué aquellas páginas donde hubieran fotos nuestras.
Estuvo contemplando las fotos como si se tratasen de una fantasía, como un "cuento" del que ella fuese la protagonista. Poco a poco, giró el rostro hasta mirarme.
-¿Es real, Sieth?-
Agaché la cabeza, ocultando mi rostro por mis cabellos, y suspiré significativamente.
-Claro que lo son, ¿qué tipo de persona crees que soy?- pregunté ofendido.
-Pe... perdón.-Musitó, mientras me miraba.-Pero es que... es extraño que alguien.... venga a decirme que me conocía sin yo recordarle...-
Ella continuó mirando cada una de las fotos. Habían algunas en las que se encontraba con mucha gente, amigos. Siguió mirando cada página del álbum hasta que llegó a una donde sólo estábamos nosotros, y se detuvo a mirar una en la que estábamos besándonos.
Cerró el álbum de golpe, con la cabeza gacha y me lo tendió, en silencio. Aparentaba confusa, muy confusa.
Cogí el álbum, y puse una mano sobre su cabeza.
-No pretendo que recuerdes todo en un sólo día, pero por lo menos espero que me permitas estar a tu lado, intentar ayudarte a encontrar respuestas a todo esto...- comenté acercándome un poco a ella.
-No recuerdo nada de antes de cinco años atrás.-Dijo, permitiendo que mantuviese mi mano en su cabeza.
-Hmmm, no consigo entender qué pudo pasar... un día desapareciste, sin decir nada, y desde ese día, hace ya casi 6 años, no supe nada más de ti.-
-Yo tampoco lo sé.-musitó, se llevó una mano a la cabeza y miró hacia otro lado.- ... es... como si hubiesen quitado cada uno de mis recuerdos a la fuerza.
Tomé su barbilla con suavidad, y levanté su cabeza. Sus ojos se fijaron en los míos.
-Lo descubriremos juntos Ceres, si tu me lo permites.-
-Siempre quise saber lo que pasó.-murmuró, aunque me observaba a los ojos se que por un momento mi mirada la intimidaba un poco. Al principio, cuando la conocí, también fue así.
Sonreí, y le di un pequeño beso en la mejilla.
-Será mejor que nos vayamos, esta zona no es muy segura, y ya es muy tarde.- murmuré deslizando mi mano por sus cabellos, acariciándolos.
-Sí.-asintió, comenzamos a caminar lentamente.
Desde hacía rato, había sentido una extraña sensación en ella que me recordaba a la de los vampiros... no era capaz de interpretarla, pero no me gustaba sentir aquello...
-¿Quieres que te acompañe a casa?-
-Pues...-se mantuvo pensativa, luego me miró por un momento mientras se encogía de hombros.- Podrías contarme más sobre lo que yo no recuerdo...-
Sonreí tras escucharla, y comencé a explicarle algunas cosas de su pasado.
-Hace 6 años, vivías conmigo, en el piso en el que aún estoy. Nos conocimos hace muchos años, a través de uno de mis mejores amigos, y comenzamos a salir al poco tiempo. Tu familia se mudó hacia las afueras cuando tú desapareciste; no he sabido nada más de ellos...-
-Familia...-musitó, luego me miró.- ¿Cómo son?-
-Tenías una hermana pequeña, que te adoraba, siempre quería estar contigo, más que con su propia madre. Tenía unos... 11 años. En cuanto a tus padres, siempre estuvieron algo más apegados a su hija menor, por eso, tú estabas algo resentida con ellos, y les veías muy poco. Ellos eran empresarios, estaban afiliados a grandes empresas y tenían negocios en toda la ciudad, estaban muy bien adinerados, pero a ti eso no te importaba. Tú... nada, olvídalo.-
-¿Yo...?-preguntó, tomándome suavemente del brazo mientras me miraba.
La miré con los ojos entrecerrados, y volví desviar la mirada hacia el frente.
-Decías que estando conmigo, no te importaba nada más.- dije en un tono muy bajo.
-Debía de sentirme muy bien a tu lado.-musitó, aún sujetándome el brazo.- Debes ser alguien genial...-
-Ojalá tus padres hubieran pensado lo mismo... la verdad es que me culparon de tu desaparición. Siempre estuvieron en mi contra, para tus padres yo era el culpable de que tu te hubieras alejado de ellos.-
-¿Cómo pudieron pensar algo así?-preguntó, pero en ese momento se dio cuenta de que me estaba sujetando y me soltó.- Eso es muy injusto por su parte.
-No, creo que en cierto modo tenían razón.- dije mirándome el brazo que acababa de soltarme. -Cuando nos conocimos, empezaste a tener muchos problemas con ellos, y yo era el motivo la mayoría de las veces.-
-¿Qué era lo que ocurría?-preguntó, luego ladeó un poco la cabeza y desvió la mirada.- ¿Por qué habían tantos problemas?
-Ellos nunca aceptaron que estuvieras conmigo porque... aún no te lo he dicho, pero yo... no soy humano.- le indiqué mirándola fijamente, esperando su reacción.
-¿Mutante?-preguntó, con curiosidad.
-Si.- afirmé.
-¿Y yo era humana?-preguntó, pensativa. Fue entonces cuando me miró directamente a los ojos.
Coloqué una mano sobre uno de sus hombros y me puse delante suya. La miré a los ojos e hice una mueca.
-¿Acaso ahora no?- pregunté, temía confirmar mis sospechas.
-No.-respondió, luego entrecerró los ojos.- No soy "nada" común.
La miré fijamente, llevaba un abrigo muy largo por cuya abertura inferior podía verse un vestido negro que llevaba, con unas botas. Sentí que se estremeció en ese momento, al responderme. Agachó la cabeza lentamente, en ese instante.
-¿Puedes aclararme entonces, qué eres?- musité acercándome a su oído.
-Un experimento.-susurró, apartando un poco su rostro del mío y sin mirarme.
Al escucharla la solté de repente, caminé hacia atrás varios pasos. Fijé la mirada en el suelo y cerré los puños con fuerza.
¿Un experimento? ¿Pero qué coño...?
-¿Puedes ser más concreta?- farfullé sin moverme.
-Un vampiro artificial.-Respondió, sin más. Su rostro estaba girado hacia un lado, tenía los ojos entrecerrados y el viento movía un poco su cabello.
-Pues sí que eres rara.- musité empezando a acercarme a ella.
Una vampiresa... la raza a la que más odiaba... pero no, a ella no podía odiarla, ella era...
-Entonces no tengo nada que temer, supongo.- dije sonriendo ligeramente, ya frente a ella.
-Aparentemente...-comenzó a explicar, aún en la misma posición.- Soy una humana. Pero... cuando detecto a un vampiro, siento lo mismo que sus victimas y entonces... me transformo. Para matarles.
Realmente continuaba siendo la Ceres que yo conocía. Por sus gestos, vi que estaba algo incómoda pues posiblemente estaba "hablando más de lo que debía" pero tal vez sentía que podía confiar en mi. Quizá sólo un poco, sabía que yo estaba de su lado y que quería ayudarla solamente. Por eso, me contaba todo eso, ya que Ceres era muy reservada y, en aquel momento, se estaba sorprendiendo a sí misma.
-Sí, conozco las características y las reacciones de un vampiro artificial.- asentí mientras me explicaba. -La verdad es que... necesito disculparme contigo Ceres, me siento responsable de lo que te ha pasado, no te protegí lo suficiente.- susurré desviando la mirada.
-No digas eso.-respondió, luego me miró.- No tienes que sentirte responsable por nada, estoy segura. Pasase lo que pasase. Tú seguro que hiciste todo lo posible o más. No te sientas culpable. Nunca.-
-¿Cómo puedes estar tan segura? apenas me conoces, ahora es como si acabaras de conocerme.-
-Lo sé.-Dijo, luego agachó la cabeza y dejé de poder ver sus ojos.- Pero... tal y como hablas... me da esa sensación.-
-Haces bien Ceres, puedes confiar en mi.- le dije mientras agarraba su rostro, y le hacía levantar la mirada. -Será mejor que sigamos, cada vez se hace más tarde.-
Ceres y yo continuamos caminando, y seguimos hablando sobre el mismo tema, su pasado, nuestro pasado.
Sólo pasaron unos minutos, y llegamos por fin a su piso.
-Muchas gracias por acompañarme.-murmuró, al llegar.
-No me lo agradezcas, ha sido todo un placer para mi.- el sonreí, con aquella sonrisa que ella solía decirme que le gustaba, y que además, en ocasiones, le hacía ruborizarse.
De nuevo creo que lo hizo, se sonrojó levemente pero fue capaz de disimular y luego me sonrió suavemente. Tenía la sensación de que no se quería apartar de mi, que quería continuar hablando. Estuvo mirándome por un momento, pero luego retrocedió y continuó sonriendo.
-Espero verte pronto.-murmuró.
-Yo también, buenas noches Ceres.- sonreí de nuevo.
Y como un acto reflejo, guiado por los recuerdos del pasado, me acerqué para besarla, y cuando estuve a punto de hacerlo, me di cuenta de lo que hacía, desvié mis labios, y le di un pequeño beso en la mejilla.
Se encogió un poco, pero permitió que le besase. Sin embargo, un poco antes de separarme levantó sus brazos y me abrazó. Pero rápidamente me soltó, se giró y comenzó a caminar hacia su piso.
-Buenas noches, Sieth...-le oí decir, muy bajito.
Me había quedado inmóvil tras su reacción, pero luego sonreí, e hice un gesto con la mano, mirándola marcharse hasta perderla de vista... Por fin... Por fin te he encontrado.

*OUT* Aqui esta mi post! xD espero que guste!! gracias Ceres! *OUT*



Snake maldijo la ciudad a las 12:22 a. m.

 

 
 

10.10.08

 

Había pasado algún tiempo desde el incidente en el Hot Melody, en el que intenté investigar sobre el tipo que nos había atacado. Sólo conocía su arma, una pistola anti-vampiros. Pero se no conocía más sobre él, en absoluto.
Acababa de terminar las clases de aquel día y me disponía a marcharme, mientras que por uno de los pasillos apareció alguien que no esperaba. Ceres. Sus ojos estaban clavados en mi, pero no se transformó. Comenzó a andar, poco a poco y yo también retomé el paso. Cada vez estábamos más cerca, y más, y más. Cuando llegó a mi lado, se detuvo por lo que yo también lo hice y la miré. Ella continuaba con sus ojos fijos en el frente.
-Me has decepcionado, Johann.-Dijo, en voz baja y tranquila.-Pensaba que lucharías en contra de los vampiros. Pero veo que has cambiado de opinión tan pronto.

Noté que se me secaba la garganta y su mirada se volvió más intensiva.
Luego giró su cabeza hasta mirarme y continuó seria. Noté que la herida en la que Elisabeth había provocado al clavarme los colmillos dolía aún más. De pronto, noté unos dedos fríos rozar esa zona. Era Ceres la que me tocaba.
-Sólo… me has decepcionado. Sigue siendo un perro de esa vampira, ya no queda otra cosa… eres… un esclavo de ella.

Apartó con delicadeza su mano de mi y continuó su camino. Observé como se marchaba y luego giré mi cabeza, hacia donde me dirigía. Decepcionada. Está decepcionada. Me llevé la mano derecha a la cara mientras continuaba andando. El dolor de la herida no hacía otra cosa que intensificarse, pero debía aguantar. Quizá eso sólo reflejaba mi dependencia de Elisabeth.
Al llegar a casa, aún era de día por lo que me tendí en el sofá dejándome caer. El dolor continuaba aumentando, cada vez más. Parecía estar pidiéndome que fuera a buscarla y, aunque aquello no podía compararse con la sed de los vampiros recién convertidos, dolía.
Finalmente me quedé dormido. Cuando desperté, tenía una sensación extraña y por alguna razón estaba de mal humor. El dolor de las heridas era leve. Por el enfado, acabé marchándome de aquel lugar. Perro. Me había llamado perro. ¡Ceres me había llamado perro! Y en aquel momento, mientras andaba, sí que me enfadé por sus palabras.
Continué andando, cuando oí un grito. Caminé mas de prisa y vi a una mujer, sobre un muchacho. Ella era vampira y él… creo que estaba apunto de serlo. El chico no paraba de gritar, histérico.
Sin embargo, la vampira reaccionó a mi presencia y me miró con los ojos brillantes por la lujuria y la diversión. Se separó del muchacho, inconsciente y se quedó delante de mi, sonriendo.
-Deberías quedarte junto a tu amo.-comentó.- Los seres como tú sois demasiado dependientes, unos pobres infelices.

Ella me siente ahora mismo más como “vampiro recién transformado” que como mutante. Esto va mal. Si sigue así, yo… Aún así, sonreí provocadoramente y espeté:
-Verás…. No puedo dejar que una furcia como tú le destroce la vida a ese chico.
-¿hum? ¿Quieres evitarle el sufrimiento que pasaste?
-Yo no sufrí.-contesté.- Pero sí, quiero evitarle sufrimiento. Una vida como un esclavo tuyo no merece la pena.
-Es divertido tener una mascota humana.

Reí y cuando ella iba a atacarme, mis cadenas ya la habían atravesado. Sonreí aún más y luego me giré, para marcharme. No soy ningún perro, Ceres. ¿Lo ves? No lo soy. Simplemente Elisabeth me mordió y tengo adicción de ella. Pero… no, no estoy a favor de los vampiros.
Pero a medida que iba caminando sin rumbo, no me di cuenta hacia donde me estaba dirigiendo realmente. Hacía mucho tiempo que no veía a Elisabeth, desde el incidente. Ella estaba ocupada y yo también. Pero de pronto, acabé frente la puerta de su casa. Entrecerré los ojos y me llevé la mano derecha al rostro, mientras giraba la cabeza.
Ceres tiene razón.

Retrocedí, para marcharme. Pero entonces la puerta comenzó a abrirse y levanté un poco la mirada.
-¿Johann?-Dijo Elisabeth mirandome sorprendida.
-hm...-musité, luego sonreí sólo un poco.- Eso parece.
-¿Que haces aquí? no te esperaba.
-Salí a dar un paseo y acabé sin darme cuenta aquí.-Respondí, luego desvié mi mirada.- Pero ya me iba.

Un asomo de culpa se reflejó en los ojos de la vampira.
-Bueno entonces.. te dejo que te marches.

Me giré sólo un poco, pero de pronto entrecerré los ojos y la volví a mirar. Le sonreí y pregunté:
-¿Estás bien?

Ella sonrió ampliamente.
-Claro.-mentía, claramente podia verlo.
-Elisabeth...-murmuré, con tono de reprimenda.

Ella agachó al cabeza.
-Solo estoy algo preocupada eso es todo. Buenas noches Johann.-dijo empezando a cerrar la puerta.
-¿Preocupada?-pregunté, de pronto estaba junto a la puerta y deteniéndola para que no la cerrase.
-No es asunto tuyo.-Ese día Elisabeth estaba muy esquiva.
-Que no es...-mascullé, clavé mis ojos en ella sin dejarla cerrar al puerta aún.- ¿Qué diablos te pasa?
-Tenemos que dejar de vernos Johann.-musitó ella sin mirarme.
-¿Por qué?-espeté.
-Porque sí.
-Pues yo no lo creo.-respondí, mi respiración cada vez estaba más y más agitada, aunque la estaba controlando. Tenía a Elisabeth muy cerca, sólo con mover un poco un brazo...
-Márchate, Johann. Vas a despertar a Alda.
-No puedo.-murmuré, sin darme cuenta de pronto acaricié su rostro mientras la miraba.

Ella se separó de mí y dio un par de pasos hacia atrás.
-Sí que puedes, eso de los esclavos es una estupidez, sólo te haces dependiente de mi si yo lo deseo y puesto que no es así eres libre.
-Eso da igual.-respondí, agachando la cabeza y mirándola de reojo.
-¿Como que da igual?
-ya lo soy.-respondí, quería acercarme a ella y... ... no, debía controlarme un poco.- Pero como sea, no me quiero Separar de ti.
-Imposible... yo nunca he ejercido mis poderes sobre tí.-Dijo firmemente volviendo a dar un paso hacia atrás.-Además tú odias a los vampiros.
-Da igual.-farfullé, acercándome. No podía controlar mis movimientos.

Ella retrocedió a medida que yo avanzaba, hasta que quedó justo contra una pared y yo delante. La miré fijamente, mientras mi respiración continuaba siendo frenética. Entrecerré los ojos, contemplándola.
-Márchate...-repitió.
-No quieres en realidad que me vaya...-musité, mientras extendía mi brazo derecho y acariciaba su rostro.
-Johann estas asustándome.. ¿Qué... qué te ocurre?-dijo ella clavando sus ojos en los míos.
-No lo sé.-respondí, luego ladeé un poco la cabeza mientras continuaba acariciándola.- Pero tenía muchas ganas de verte.
-No tienes ganas de verme, lo necesitas por el vínculo...-ella agachó la cabeza.-La única forma de que esto pase es que no nos veamos, poco a poco la necesidad de verme irá menguando hasta que desaparezca por completo.
-No es por el vínculo.-Gruñí, apoyando ligeramente mi frente en la suya, haciendo que levantase la cabeza de esa manera.- Sólo... quiero verte. No es difícil de entender.

Tomé una de sus manos con aquella que tenía libre y entrelacé mis dedos con los suyos. Muy ansioso. Estaba muy ansioso. No era capaz de controlar mi respiración, ni siquiera a mi mismo. Estaba perdiendo la cordura y ya no era "yo". Quizá el ser mordido por un vampiro para un mutante es muy diferente que para un humano.
-Basta Johann...
-¿De verdad quieres que pare?-musité, muy cerca de su oído.
-S...si...
-hmmm...-susurré, pero a pesar de sus palabras la besé mientras tomaba con fuerza su mano.

Ella al principió también me besó pero al final se apartó de mi.
-Johann tú no eres así... márchate por favor.
-No hagas que me vaya.-Dije, en voz baja mientras aún la tomaba de la mano.- Yo... te lo he dicho ya...
-¿El que?
-Que te amo.

Elisabeth se me quedó mirando y luego bajó la mirada.
-No es cierto.. un mutante no puede amar a una vampira.
-Claro que puede.-la tomé por la barbilla y la hice mirarme.- Te amo.
-No me rompas el corazón Johann...-una lágrima recorrió su mejilla.
-nunca podría hacer algo así.

La miré fijamente, observando cada uno de sus rasgos mientras con un dedo quitaba aquella lágrima. Elisabeth era... Elisabeth se había convertido en alguien muy importante para mi en muy poco tiempo, a pesar de todo. Y no por el vinculo precisamente, eso era secundario. Elisabeth era.... ¿para mi?
-Johann yo...-Elisabeth me miró y luego se acercó para besarme, pero se paró a escasos milímetros.
-Dime.-murmuré, con voz entrecortada. Estaba muy cerca y ansiaba terminar con la distancia que nos Separaba, pero me reprimí.
-Yo.. hacia mucho tiempo que no sentía esto por nadie... y la última vez que lo sentí salí muy mal parada...-dijo ella muy despacio.
-Eso no ocurrirá otra vez.-musité, mirando sus labios sin embargo luego alcé los ojos hasta mirarla a los suyos.
-¿lo.. prometes?
-Claro...-respondí, no pude aguantarme más y la besé, mientras la atraía hacia mi cuerpo.

Ella también me besó, muy despacio pero abrazándome con fuerza.
No quería Separarme de ella, definitivamente podía estar besándola durante horas sin apartarme. Pero Elisabeth, con la respiración bastante agitada me hizo Separar unos milímetros. Sus ojos brillaban especialmente aquella noche.
-Esto no esta bien...-murmuró mirándome.-¿Como puedes amarme con lo que te he echo?
-¿Lo que me has hecho?
-Morderte... dañarte... someter a uno de tus alumnos.-dijo mirándome.
-Eso ya da igual...

Ella me abrazó con fuerza hundiendo la cabeza en mi pecho. La rodeé con mis brazos mientras la miraba atentamente. Yo estaba extraño, lo sabía. Pero Elisabeth aún más. Nunca la había visto así, pero en cierta manera me agradaba tenerla de aquella manera entre mis brazos. Acaricié suavemente su cabello, mientras podía oler su aroma. Era imposible que lo llegase a confundir algún día. Porque ella era única.
-Elisabeth....-susurré.

Ella no dijo nada, se limitó a mirarme esperando a que siguiese hablando.
-Quiero que cuentes conmigo.-dije, tras un rato en silencio, mirándola.
-No puedes meterte en mis problemas Johann, hay cosas que tengo que solucionar yo sola.-dijo mirándome muy seria.
-lo sé pero...-suavemente, volví a besarla esta vez de una manera un poco más calmada.- ... yo sé cuando no estás bien y me gustaría ayudarte, aunque fuese sólo un poco. Porque me preocupas...
-Estaré bien, te lo prometo.-Ella me dio un muy leve beso en los labios.-Si me veo en serios apuros y necesito tu ayuda tenlo haré saber, de verdsad.
-... Si siento que estás mal, entonces...-mascullé, acaricié su rostro.- iré a donde estés. Si no quieres que me meta, no me meteré. Pero... ... ...

En ese momento sentí algo que no había sentido antes, agaché la cabeza mientras mi mano continuaba en su cara. ¿Hambre? ¿Yo tenía hambre? ... ¿"esa" hambre? Cerré fuertemente los ojos y mantuve una sonrisa en mi rostro, para que ella no se preocupase. La abracé, disimuladamente para que no pudiese ver mi cara.
Sin embargo y pese a mis esfuerzos ella me apartó y agarrándome de los hombros me miró el rostro con el ceño fruncido.
-¿Que te ocurre?

No pude hacer otra cosa que sonreír y luego dejé caer la cabeza, mientras el cabello me tapaba un poco el rostro. Hambre. Sangre. Comida. SU sangre. Retrocedí lentamente, mientras tenía los ojos casi cerrados. Ella me cogió para que no me apartara y cuando la miré vi que sonreía.
-Entiendo.. no te preocupes...-en ese momento se apartó el pelo dejando al descubierto su cuello.
-No...-me negué, aún sin verla del todo.
-Vamos.. si no lo haces será peor... muérdeme.
-No debo.-murmuré.
-Tienes que saciarte Johann.. si no entraras en un estado de ansiedad incontrolable y entonce spodrias hacerle daño a gente inocente.-dijo muy seria, luego ladeo la cabeza.-Vamos muérdeme.

Me noté temblar y de pronto pude ver con claridad su delicado cuello. No, no debo. Pero... ¡NO, NO DEBO!... Su sangre es para mi... es como... ... De pronto, ya estaba bebiendo y la sujetaba fuertemente hacia mi, mientras ella tenía los ojos entrecerrados. Cada vez bebía más y más, cada vez tenía más y más sed. No se muy bien cuanto tiempo paso, pero me Separé y ella estaba casi inmovil. Me arrepentí de haberla mordido, me arrepentí por completo.
-Elisabeth...-musité.
Sus piernas flaquearon y tuve que agarrarla para que no se cayera al suelo. Ella por su parte apoyó una mano en la pared y me miró, estaba pálida, pero sonreía.
-Estoy bien tranquilo.
-No vuelvas a ofrecerte.-mascullé, mientras la sujetaba. La tomé en brazos y decidí llevarla a su habitación, para que descanse. Así pues, comencé a andar.

Ella me miró y con un dedo de su mano me limpió un hilillo de su sangre que resbalaba por la comisura de mis labios y se lo llevo a la boca, luego puso cara de asco.
-Ecs que mal sabor tiene mi sangre.
-Realmente está deliciosa.-comenté sin darme cuenta, mirando a otro lado mientras la llevaba.

Elisabeth rió, no podía creer que aquello le pareciese divertido.
-Supongo que depende de quien la pruebe.

Cuando llegamos a su cuarto, la recosté sobre la cama. Antes de erguirme, la miré levemente por unos segundos, luego me puse recto mientras la observaba y decía:
-debes descansar.

Ella me cogió de la muñeca y tiró de mi hasta hacerme quedar sentado en la cama.
-Quédate un rato conmigo Johann
-Claro.-asentí, me di cuenta entonces de que ya estaba "más tranquilo".

Elisabet me abrazó con fuerza y me besó.
-Te amo.-murmuró en mi oido.

Permanecí quieto, aferrándola a mi. Deseaba oirla decir esas palabras, realmente lo deseaba. No sé muy bien cuanto tiempo la estreché entre mis brazos, pero cuando la solté me di cuenta de que se había quedado dormida. Sonreí y aparté un mechón de pelo de su rostro, luego permanecí quieto, sentado a su lado.

Out: Thanks Eli xD



Johann maldijo la ciudad a las 12:52 a. m.

 

 
 

6.10.08

 

Estúpido Kurt...

“Verás preciosa... creo que deberías acudir a la reunión de hoy, a las 8.00 p.m. en el edificio Speil, 2º planta, tercera puerta a la izquierda. Una vez llegues ahí, verás por dónde tienes que meterte, si eres lista...”

¿Pero qué se ha creído ese estúpido para hablarme así? Gilipollas...


Maldito día...
Salí de mi piso de madrugada, no tenía ganas de pasarme toda la noche allí, sentía la necesidad de hacer algo divertido, el día no podía terminar así.
Me paseé por las calles por las que solía caminar, y vi varios callejones ocupados por algunos de ellos... de repente me detuve delante de un portal. Podía sentirle... él... hacía ya tanto tiempo...
Me colé por su ventana, que estaba entreabierta, y me pegué a la pared, alguien se acercaba.
Le vi, pude ver cómo se adentraba en la habitación en la que yo estaba. Muy alto, cuerpo fuerte, cabello plateado. Entró con una mano en su cuello, en medio de la oscuridad, y por un momento creí que no me había sentido.
Permanecí inmóvil, mirándole. Me sentía extraña, ya no tenía la misma sensación de hacía años... él era distinto, pero seguía atrayéndome de la misma manera.
Me di cuenta entonces de que era incapaz de moverse, me miraba fijamente y, finalmente, dio un paso hacia mi.
-Ha pasado mucho tiempo.- musité saliendo de la oscuridad, dejándome entrever por una estela de luz que entraba por la ventana.
Tenía los ojos muy abiertos y el cuerpo tenso, de golpe dió otro paso pero noté que era incapaz de moverse del todo. Su respiración cada vez era más rápida, su mirada cada vez parecía temblar más.
-Tú...-farfulló.
-Veo que te alegras tanto como yo de vernos de nuevo...- ironicé llevando una mano a su rostro, acariciándolo.
-No me toques.-espetó, a pesar de sus palabras no hizo ni el más mínimo gesto para que me apartase.
Sonreí, no podía evitar hacerlo además de una manera triunfante. Aunque no quisiera, sucumbía ante mi.
-No digas eso... Zero, tú, me perteneces.- le susurré al oído.
-No digas tonterías.-gruñió, a pesar de que su tono de voz era áspero y algo duro, continuaba sin presentar resistencia física.
-No es una tontería.- aclaré. -Es así, desde aquel día, eres mío.-
-¿A qué has venido?-su respiración se aceleró, mientras clavaba sus ojos en mi inquisitivamente.- Podría... ... matarte.
No pude evitar reír al escucharle.
-¿Matarme?- repetí con un tono irónico. -No puedes hacerme daño.- continué diciendo, acercándome aún más a él.
Podía notar su respiración, bastante agitada, y el brillo de sus ojos, que no dejaban de mirarme.
Giró el rostro, apretando los dientes mientras evitaba mirarme. Su cuerpo no me rechazaba en absoluto.
-Lo haré.-sentenció.
-Adelante.- le desafié divertida, obligándole a mirarme, sujetando su barbilla y girándola suavemente hacia a mi.
Hizo un movimiento rápido y su pistola de pronto estaba apoyada en mi cabeza, su respiración cada vez era más agitada hasta que de pronto cerró los ojos. Su mano tembló y de golpe, cayó al suelo de rodillas.
Me dejé caer junto a el y apoyé una mano sobre su cabeza.
-Zero... es inútil, son lazos muy fuertes los que nos unen, mi sangre corre por tus venas.- musité quitándole la pistola.
-¡Dame esa pistola!-Gritó, haciendo tal movimiento que dejó su cara justo delante de la mía.
Coloqué ambas manos sujetando su rostro, y cuando fijó sus ojos en los míos, le besé.
Cuando me separé suavemente de él, me estaba mirando a los ojos con rabia. Su mirada estaba cargada de impotencia.
-¿Por qué has venido?-gruñó.
-Sentí tu presencia, y no podía evitar venir. Quería saber cómo estabas... y ya veo que muy bien.- respondí sonriendo, aprovechando la ocasión para mostrarle mis colmillos, aquellos que habían mordido su precioso cuello tiempo atrás.
-Te mataré.-masculló, cerrando los ojos fuertemente. Algo le dolía.
-¿Te sientes mal, Zero? ¿Necesitas... alimento?-
-Nunca me alimentaría.-Gruñió.- ¡¡¡NUNCA MÁS!!!
-Sí que lo harás.- me insinué, colocando mi pelo a un pelo, dejándole a simple vista, mi cuello.
Giró el cuello, entrecerrando los ojos, negándose.
-No niegues tu propio ser, el instinto de tu naturaleza, no durarás mucho si continúas así.- sentencié tumbándome delante suya, aún dejándole ver mi cuello.
Agachó la cabeza, con la respiración muy rápida y aún con los ojos cerrados. Negó una, dos veces y noté como comenzaba a temblar.
-¡¡Jamás!!-Chilló.
Al ver su negativa, decidí provocarle, obligarle a hacerlo. Acerqué un dedo a mi cuello, y lo corté ligeramente, haciendo brotar unas gotas de mi sangre. Luego avancé hasta él, y coloqué mi cuello cerca de sus labios.
-Hazlo.- susurré.
Retrocedió torpemente, aún con los ojos cerrados pero podía oler la sangre, yo sé que podía olerla. Mordió levemente su labio inferior y negó con la cabeza bruscamente.
Me acerqué a él a gatas, y acerqué uno de mis dedos a mi cuello, mojándolo de sangre. Luego lo pasé por sus labios, rápidamente, sin que le diera tiempo a evitarlo.
Abrí bruscamente los ojos, ahora de un color rojo casi como mi sangre. Se relamió los labios por un momento, pero al darse cuenta de lo que había hecho negó con la cabeza.
-¡Ya basta!-Ordenó, furioso.
-No lo haré, necesitas mi sangre... si la bebes, te harás aún más fuerte y resistente contra ese instinto que te está matando... vamos Zero, no te niegues más y prueba mi sangre.-
-Nunca beberé sangre.-gruñó, apartándose de mi. Aún quedaba sangre en sus labios, por lo que de vez en cuando abría la boca pero luego la cerraba bruscamente.
Hice una mueca y sonreí, enseñando de nuevo mis afilados colmillos en todo su esplendor.
-Muy bien, entonces devuélvemela.- diciendo esto, le besé de nuevo, y succioné la sangre que quedaba en sus labios.
Acto seguido me separé, y me puse en pie.
Se limpió la boca con la manga de su camisa y me miró, fijamente. No podía levantarse, pero en sus ojos había una rabia que no era capaz de describir fácilmente.
-¡NO VUELVAS!-Gritó.
-Nos volveremos a ver Zero, pero creo que la próxima vez no seré yo quien vaya en tu busca...- inquirí, dirigiéndome a su ventana para salir de allí. -Ya has probado mi sangre, sabrás dónde encontrarme.-
Y diciendo esto salté a la calle, y desaparecí adentrándome en la oscuridad que invadía la ciudad.

Hasta pronto... Zero.


*OUT* Aqui ta mi post de Ginebra, que hacia tanto que no aparecia, gracias a mi flufli!! *-* *OUT*



Yuna maldijo la ciudad a las 4:14 p. m.

 

 
 

26.9.08

 

Aún continuaba allí... en la casa de Serus, atada a la cama, si poder defenderme... yo, una caza-vampiros...
Serus era un vampiro, pero... por alguna razón yo no podía evitar sentirme atraída por él.
Fuera como fuese tenía que irme de allí. Lo pensé con detenimiento, no era fácil engañarle, pero lo intenté y por un momento pensé que lo había conseguido. Me hice la dormida, y él me desató, entonces aproveché para huir, pero él era mucho más rápido que yo y consiguió alcanzarme, inmovilizándome.
Comenzamos a discutir, y arrastrada por un impulso le besé. Luego sonreí, de una manera que hasta a mi me resultó extraña. Él me miró fijamente, sin decir nada, no se esperaba aquel beso...
Yo seguía con la vista fija en otro lado, pero a veces de reojo le miraba, porque me observaba fijamente. Entonces Serus se fue acercando a mí, y se me empezó a acelerar el corazón... Me puse nerviosa, pero no podía hacer nada contra él. Entonces no lo resistí más y giré la cabeza para mirarle, quería mirarle... Tenía algo, no sabía qué era, me atraía mucho, así que por un momento dejé de pensar en que era un vampiro, y me quedé aturdida mientras le miraba.
-Tienes unos ojos preciosos... - Farfulló, mientras sus manos empezaban a tocarme la cintura. Me estremeció, aunque me gustaba, lo hacía suavemente, era distinto... Entonces sus manos empezaron a subir por mi vientre, y cuando alcanzó mis pechos, no pude evitar soltar un gemido de placer, y él se sorprendió, no sabía muy bien si le iba a gustar la idea.
Entrecerré los ojos, y cogí sus manos con suavidad, entrelazándo mis manos con las suyas.
-Serus no...- susurré cerrando los ojos.
Él se acercó aún más a mí... Yo estaba muy nerviosa, pero el apoyó su frente con la mía, y rozó mis labios con los suyos... Me tranquilicé mucho...
-No entiendo porque me dices eso... El gemido de antes no me insinuó lo mismo... - Me susurró en el oído.
-Eres un vampiro, y yo una caza-vampiros. Esto no puede ser.- musité con un tono algo distante.
-Sé que te gustaría hacerlo... Así que no me vengas con esas... - Me dijo con ternura, y a la vez con firmeza. Entonces puso sus manos contra las mías sobre el suelo, y bajó su cabeza mientras me besaba el cuello... Dejó ver sus colmillos, como yendo a morderme, pero yo estaba imbuida por una sensación cálida, algo que no había sentido nunca, me sentía confusa, y a la vez segura... Sabía, en el fondo, que el no sería capaz de morderme...
Me dejé llevar por un momento, olvidando nuestra situación, y dejé de intentar soltarme. Noté cómo entonces liberaba mis manos. Rodeé su cuello, y le aferré a mi. Realmente lo deseaba, pero de nuevo volvió aquel sentimiento de culpabilidad a mi cabeza. Él no era humano, y además, su raza siempre había sido mi enemiga. ¿Por qué con el debía ser distinto?
Aún con estos pensamientos no le detuve...
Me cogió en brazos y me llevó a su habitación, sin decir nada. Me dejó caer suavemente en su cama, y se puso encima de mí, cogiéndome las piernas y abriéndomelas lentamente.
-Serus, no... Qué vergüenza... - Musité mirando hacia otro lado, ruborizándome.
-No sé porqué tienes que avergonzarte - Dijo, mientras me quitaba la camiseta.
A pesar de todo, no le detuve.
Poco después me encontraba en ropa interior, no podía dejar de sentir vergüenza, y me era imposible mirarle.
Cuando me di cuenta, él ya estaba desnudo, me cogió por el mentón y me giró la cara lentamente. Yo no podía mirarle a la cara, así que desplacé mis pupilas a un lado.
-¿Por qué no quieres mirarme? - Inquirió.
-Me da mucha vergüenza... - Susurré, entrecortada.
Había llegado la hora. Y lo sabía, pero no me daba cuenta de todo lo que me iba a gustar. Se puso entre mis piernas, abriéndomelas, y deslizó mis bragas hacia abajo, quitándomelas. Me ruboricé, y empecé a sentir sus dedos tocándome... Cerré los ojos con fuerza, y me estremecí levemente, aunque me costara negarlo, le deseaba... Deseaba que siguiera, que no parara nunca.
-¿Te das cuenta de lo excitada que estás? - Me dijo con una sonrisa.
Yo también sonreí, y por un momento fui capaz de mirarle. Le hice hacia mi, pegándole todo lo que pude a mi cuerpo, y coloqué mis piernas sobre su espalda.
Me miró algo atónito, no se esperaba que reaccionara así, ni siquiera yo lo esperaba, había perdido la cordura, y ahora sólo deseaba que me hiciera suya.
Podía notar el calor que desprendía su cuerpo. Estaba muy cómoda en ese instante, sin pensar en quién era realmente, y cuál era mi deber... Fue entonces cuando lo sentí... Me cogió un poco de sorpresa, pero al poco empecé a sentir cómo me penetraba... Y también lo muchísimo que me estaba gustando.
Clavé mis uñas en su espalda, y noté como gruñó ligeramente, mostrando nuevamente sus colmillos. Hice la cabeza hacia atrás, y cerré los ojos, notando cómo el ritmo cada vez era más rápido. Su pelo rozaba mi cara, y sus ojos habían cambiado de color. Ahora eran... ¿rojos? Ahora me miraba de forma diferente.
Lo sentí algo raro, estaba extraño...Pero aún así, el ritmo aumentaba paulatinamente, y a mí me gustaba cada vez más... No podía pensar en nada más, el placer nublaba mis pensamientos.
De repente noté que se acercaba a mi cuello, y apartaba mi pelo de éste. Comenzó a besarlo, y sin esperarlo, sentí que clavaba ligeramente sus colmillos.
-¡¿Qué... haces?!- pregunté entre jadeos.
No me contestó, noté que los clavaba aún más y seguidamente comenzó a beber mi sangre. Sentí cómo succionaba mi sangre, aquella sensación mezclada con el placer que me estaba haciendo sentir era muy extraña, pero no quería que se detuviera... a pesar de que comencé a perder fuerzas...
De repente se le empezaron a cambiar de color los ojos, volviendo a su color original, y dejó de morderme. Entonces paró.
-Lo... siento. - Dijo con voz entrecortada.
Me sentía agotada... apenas podía mantener mi mirada fija en él. Toqué mi cuello, y miré mi mano, estaba llena de sangre... de mi sangre.
-¿Por qué lo has hecho?- dije en un hilo de voz.
-Lo necesitaba... - Dijo mientras se acercaba a mi. Yo me retiré x instinto, y él se paró. Volvió a acercarse a mí, más lentamente, y yo me relajé... Me rodeó con sus brazos, y me apretó contra él, y volvió a disculparse...
-Tengo que... irme.- dije secamente, apartándole de mi.
Me levanté, me vestí, y me limpié con agua la sangre que aún salía de mi cuello.
Al entrar en el baño, evité mirarme en el espejo, prefería no verme las marcas de sus colmillos en mi cuello. Salí, y cogí mi bolso, luego me dirigí hacia la puerta.
Allí estaba él, apoyado, también vestido. Tenía la cabeza gacha y sus cabellos cubrían su rostro.
Tomé el pomo de la puerta, y la abrí, él la cerró de golpe.
Le miré y aún permanecía en la misma posición.
-Déjame curarte.- musitó.
Me cogió por la cintura, y me hizo hacia él, inmediatamente llevó mi cuello hacia su boca, y lo besó, pero de una manera algo extraña. Sentía como el dolor desaparecía muy lentamente. Tras varios segundos, se apartó de mi, y me abrió la puerta.
-Será mejor que no volvamos a vernos.- sentenció.
-Sí... será mejor.- afirmé saliendo de allí.
Realmente no decía lo que sentía. Él me había mordido... había sido suya... ¿qué me está pasando? He traicionado mis principios, he traicionado mi lealtad en Exortampire.
Sea como sea, no debo volver a verle, o me veré obligada entonces, a matarle... y... realmente... no sé si seré capaz...


*OUT* Gracias a Blooder por rolear!! a ver si esto se reactiva!! kiss!! ^^ *OUT*



Shana maldijo la ciudad a las 5:32 p. m.